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CANARIOS EN CUBA
(Publicado por D. Jácome)

La emigración canaria llegó a Cuba desde que se inició la conquista. La crisis económica y las facilidades otorgadas por La Corona Española para emigrar a nuestra tierra, incrementaron la llegada de familias canarias, los llamados isleños, mayormente de origen campesino. Resulta curioso que a casi todos lo provenientes de España les decimos gallegos, pero los canarios son “isleños”.

Entre 1830 y 1850 se incrementó el flujo migratorio de isleños a Cuba, lo que algunos investigadores asocian al nacimiento y auge del ferrocarril en Cuba, ya que en su construcción participaron más de 900 canarios, sobre todo en el primer tramo Habana-Bejucal.

Según los censos de 1846 y 1862, la presencia canaria dentro de la inmigración española en la Isla era próxima al 42%. Si el censo de 1846 recogía la presencia de 19.759 canarios en la Isla, el de 1862 los eleva a 45.814, caracterizados por una inmigración individual con predominio de varones en edades productivas.

La ciudad de Matanzas fue fundada por emigrantes canarios en 1693. También fueron canarios los fundadores de ciudades de Vuelta Abajo, Sagua, San Carlos de Nuevitas, Manzanillo y Santiago de las Vegas, contribuyendo además a la fundación y desarrollo de otros asentamientos urbanos y rurales como fueron San Luis, San Juan y Martínez, La Palma, Candelaria, Güines, Bejucal, San Miguel del Padrón, Remedios, Camajuaní, Sagua la Grande, Vueltas, Zaza del Medio, Placetas, Taguasco y Cabaiguán.

La precursora de las asociaciones canarias en Cuba fue la “Junta Benéfica Canaria”, fundada en La Habana en 1861, auspiciada por el Gobernador Civil de Canarias con una finalidad eminentemente humanitaria y con el objetivo de vincular a todos los canarios residentes en Cuba a contribuir en un proyecto de auxilio a sus paisanos.

Aunque muchos isleños se dedicaron a otras actividades, a finales del siglo XIX y principios del XX, la mayoría trabajaba en la agricultura, por lo que es consecuente la fundación de la “Asociación Canaria de Beneficencia y Protección Agrícola”, surgida a partir de una idea planteada en la suntuosa fiesta exposición celebrada por los canarios, en la ciudad de Matanzas, en febrero de 1871.

Un año después, el 3 de marzo de 1872, se reúnen en La Habana en el “Teatro Albizu”, bajo la presidencia de Gabriel de Cárdenas, Marqués de Bellavista, representate del gobernador político, para proceder a la fundación de la “Asociación Canaria de Beneficencia y Protección Agrícola”, primer intento de asociación de este colectivo regional. Como protagonista de este movimiento asociativo podemos considerar al Doctor Domingo Fernández Cubas

Esta asociación surge con el interés de proteger a los inmigrantes canarios de las precarias condiciones de trabajo presentes en la isla. Sus estatutos recogían el interés de la institución de promover la agricultura y socorrer a los verdaderos necesitados, proporcionarles asistencia médica y procurar los medios materiales necesarios para convertirse en propietarios. En 1878 se establecen nuevas modificaciones.

Finalmente, el 16 de agosto de 1906, se reúnen de manera preliminar los miembros más solventes de la colonia canaria de Cuba con el fin de juzgar la situación social de la comunidad. Para el 11 de noviembre, de ese mismo año, se funda “Asociación Canaria” con la finalidad de contribuir con la asistencia sanitaria, instrucción, recreo y auxilio a sus socios, según lo permitieran los recursos, unido a la tarea de fomentar la inmigración y propender a las buenas relaciones entre los pueblos cubano y canario. De nuevo, teniendo entre sus precursores a Doctor Domingo Fernández Cubas.

Tuvo varias sedes, como la de Cristo y Teniente Rey, hasta que en 1911 se traslada para el Paseo del Prado 208. En esta instalación, además de las dependencias destinadas a la vida social y servicios, se estableció un consultorio de medicina externa, farmacia, laboratorios y dependencias auxiliares. Más tarde dentro del mismo Paseo del Prado ocupó varias instalaciones entre los números, 67, 69, (altos) 79, 107 y Neptuno y posteriormente se establece en la calle Egido 2.

Para 1912 la prensa reflejaba de este modo su existencia:

ASOCIAClÓN CANARIA DE CUBA (“Cuba en Europa”, Año 3, Agosto de 1912)
“…Existe en la Habana una asociación de hijos de las islas Canarias, a semejanza de la que tienen los santanderinos, asturianos, catalanes y gallegos. La Asociación Canaria es de reciente creación y cuenta ya con unos treinta mil individuos. Sus fines son la beneficencia y la instrucción…”

El 20 de enero de 1931 pasa a ocupar la última planta del edificio conocido como “Palacio de Villalba”, una excelente instalación situada en la calle Egido entre Monte y Dragones donde se ubicaron las oficinas de la Secretaría General y otras Secciones. El resto de la planta estaba dedicada a local social, salones de recreo, reuniones, fiestas, juegos, escuela, entre otras dependencias, siendo la más confortable edificación que ocupara la Asociación a lo largo de sus primeros 25 años de vida. En 1953 se ubicarían de nuevo en Prado 208 entre Trocadero y Colón.

Sus diferentes sedes siempre fueron ocupadas mediante arrendamiento, ya que nunca lograron recaudar el capital suficiente como para construir su propia instalación o adquirirla en propiedad, como algunas asociaciones de otras regiones españolas.

Desde sus primeros años, esta Asociación dedicó sus esfuerzos a crear una red de ayuda desde la perspectiva asistencial la cual tuvo éxitos apreciables. A partir de 1924 modifican el reglamento con el fin de ampliar su ayuda a los inmigrantes, por lo que incrementan el número de secciones.

Mediante la Sección de Cultura centraron su trabajo en la creación y sostenimiento de una escuela de enseñanza elemental, para niños de ambos sexos, y para los adultos aulas nocturnas de oficios; estableciéndose en 1930, el plantel “Leonor Pérez Cabrera”. Fomentaron además una biblioteca con autores de ambas islas.

La Sección de Propaganda, Inmigración y Protección al Trabajo, organizaba la inmigración, con un sistema de protección, desde la salida hasta la obtención de empleo a su arribo al país.

Tenían como propósito también, crear un Banco de Canarias, que debía extenderse a todas aquellas Delegaciones que lo necesitaran. Algunas entidades de propietarios canarios, como el “Banco Crespo” o el “Banco Prieto Yanes”, ayudaban a financiar las actividades de sus compatriotas.

Los primeros servicios de asistencia médica los ofrece la Asociación un año después de su fundación, en 1907, en un pabellón de la antigua “Quinta del Rey. Cuatro años más tarde lo harán en un local más céntrico en, la Avenida de Carlos III, esquina a Marqués González; Al mismo, tiempo se establece un consultorio en Prado Nº 208.

En ocasión del Décimo Aniversario de su fundación en 1916, inauguran la primera Casa de Salud en el antiguo “Palacio de Carneado” en el Vedado, con el nombre de “La Internacional”, donde se realizan las obras de adaptación. En 1918, la “Asociación Canaria”, bajo la presidencia de Domingo León, comienza las gestiones y los preparativos para hacer realidad la construcción de un sanatorio propio.

En marzo del propio año se adquiere la finca La Mora en el kilómetro 7 de la Calzada de Bejucal, con una extensión de 337.000 metros cuadrados, evaluados en 130.000,00, la cual poseía las condiciones necesarias para establecer la Quinta, al valorar la lejanía del centro urbano y las buenas condiciones ambientales.

Por diferentes circunstancias el inicio de la construcción se aplazó, señalándose como fecha de colocación de la primera piedra el 2 de febrero de 1919. Se adjudicó la obra a la firma “Castelló e Hijos”. El 23 de abril de 1922 quedó inaugurada la nueva Casa de Salud con el nombre de “Señora de La Candelaria”, la que todos conocemos como “Quinta Canaria”.

Los pabellones que conforman el hospital tomaron el nombre de los diferentes presidentes que tuvo la “Asociación Canaria”, algunos dueños de ingenios azucareros, comerciantes, médicos, periodistas, abogados, arquitectos… Lo que demuestra la evolución producida en la composición social de los afiliados a la institución, así como el cambio en su origen social, generalmente vinculado a las labores agrícolas y otras tareas de carácter de subsistencia.

Queda muchísimo por comentarles, porque no hay duda de que los canarios forman parte de nuestra historia, de nosotros mismos, y encontramos su activa presencia en todas las actividades posibles…y de cada una de ellas sería necesaria una publicación. Baste solo con decir que la caña de azúcar fue llevada a Cuba por canarios o que la madre de nuestro apóstol, Jose Martí, era canaria. También nuestra primera obra literaria, el “Espejo de Paciencia”, la escribió un canario, Silvestre de Balboa Troya.

Por si esto fuera poco, vale destacar la participación de los canarios en las guerras de independencia, sobre todo la del 1895, representando el 41% de los hispanos que pelearon al lado los cubanos. ¿“Isleños” contra “Gallegos”? ¿O es que no somos los cubanos también isleños y cogemos guagua?

CUBA EN LA MEMORIA 02/11/2015




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