TAGANANA, LA HISTORIA HERIDA. Este pueblo de Anaga, que tuvo Ayuntamiento propio en el siglo XIX y que pertenece a Santa Cruz de Tenerife, es una auténtica joya histórica, paisajística y humana, deslucida por viviendas antiguas abandonadas o descuidadas, autoconstrucciones de la segunda mitad del siglo XX desacordes con el entorno, exceso de cableado aéreo y otras deficiencias urbanas, de equipamientos y de infraestructuras públicas. Sin embargo, es un lugar muy visitado, porque su belleza lo merece. Los errores urbanísticos podrían corregirse, al menos disimularse un poco, con un plan o programa de embellecimiento que incluya pequeñas obras en viviendas para adecuarlas exteriormente a la tradición arquitectónica rural canaria. La rehabilitación y restauración de las edificaciones históricas también habrá que afrontarlo. Es algo que tarde o temprano habrá que hacer en Canarias. Y hay maneras de hacerlo porque otras tierras del mundo lo han tenido siempre claro. No podemos henchirnos de himnos cuando nuestra identidad cultural se maltrata y descuida. Vivimos además de quienes nos visiten, por lo que el paisaje es tan estratégico para estas islas como el agua. Modestamente pienso que eso ya no debería estar en discusión.


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